«Si
al ciudadano se le trata como un idiota, primero creerá que es un
idiota, y luego se comportará como tal». Eso nos decía un
profesor de la Universidad. Pocos meses después efervescía en la
puerta del Sol el 15M.
La
Democracia ya empezó cuando paradójicamente el máxime del régimen
dictatorial, decide participar activamente en la elección del nuevo
jefe de Estado y participa. Él solo. La Democracia se cerró por
consenso y parió una Constitución democrática representativa y
monárquica. Luego empezó a tomar forma la profecía de mi
profesor.
Nadie decidió nada porque nos trataron como idiotas. No era un proceso democrático, era un proceso mucho más aterrador: la conversión de la ciudadanía en analfabeta. Porque no hay peor cosa que el analfabeto político «yo odio la política» se escucha a valientes dándose palmadas en el pecho.
Política
es «ser parte», o mejor «que te dejen ser parte», es la lucha por
querer que funcione el principio de soberanía popular. Opinar,
debatir, manifestarte, protestar, votar está dentro de las
constantes vitales de una verdadera democracia.
Fue
precisamente tras las elecciones o mejor, el único proceso
participativo decisorio que nos permite la democracia, cuando al
llegar al trabajo puse en marcha una idea «Quiero una sociedad
activa y vigilante».
La
participación ciudadana no es la búsqueda desesperada del consenso,
no es por la ciudadanía sino para ella. No es una reunión de gente
sino un servicio político, a su vez al servicio de todas las
materias políticas. Una cuestión transversal.
La
participación ciudadana debe dejar de verse como una cuestión baladí, sino auparla como el instrumento más
importante de la nueva política. La herramienta que da virtualidad a
esta democracia con defectos de nacimiento es la participación. Por
eso es imprescindiblela creación de nuevas vías participativas con mecanismos que
avanzan en dirección contraria a la idiotez patria son cuestiones
tan fundamentales en un gobierno, que sin esto, nada puede funcionar.
La
política no es ya «cosa nostra» sino un asunto de Estado, algo de
todas. De todas las que ya sabemos que si nos tratan como idiotas,
caemos el riesgo de convertirnos en ello.
Ese era el camino que marcamos los miles de manifestantes en el 15 M en
contra del adiestramiento en idiotez, el camino que señalamos todas aquellas que somos porcentajes y cifras víctimas de la
inactividad democrática. Sigamos construyendo entre todas, una nueva visión de
la isla. Comprometida, Multicultural y Soberana.
Sigamos en la búsqueda esperanzada de la llave maestra que abra de una vez por todas, las puertas de la Democracia.
Sigamos en la búsqueda esperanzada de la llave maestra que abra de una vez por todas, las puertas de la Democracia.
ES
EL TIEMPO DEL CAMBIO.