El 8 de Marzo tiene 24 horas.

A las 10.21 de la mañana, ya me habían felicitado más de 27 personas. Conseguí 15 «me gusta» en 15 minutos con una publicación en Facebook sobre una mujer astronauta.


«Feliz día de la Mujer» es lo más sencillo que he escuchado, lo cual agradezco y celebro como una fecha reivindicativa y necesaria, fruto de mucha sangre, muchas vidas, muchas huelgas y muchos gritos.

Los agasajos van desde piropos a nuestra capacidad de lucha hasta nuestra sensibilidad para controlar ciertos temas como el cuidado de los hijos, el bienestar familiar, los logros en los datos de liderazgo en el trabajo...cifras y cifras de logros de la mujer se cuelgan en los muros, como conciencia que despierta, como purgatorio de remordimientos, porcentajes victoriosos, laurel en nuestras frentes, sangre de nuestra regla en el santo cáliz papal.



Hoy despertarse da gusto, el abanico de posibilidades laborales se nos abre este día, los hombres nos ceden el paso al escenario protagonista y acaparamos todos los focos, alabanzas y brindis por esas madres, hijas, abuelas trabajadoras que trajeron hombres trabajadores al mundo y coparon las vacantes.
Congratulaciones de lo más variado a la figura de la mujer, reivindicando con nosotras que «mujer bonita es la que lucha» a pesar del impacto desigual de los hijos e hijas en nuestras vidas de mujer trabajadora.


El techo de cristal se nos cae sobre nuestras cabezas hoy y sonreímos con las encías en sangre a la alfombra de pétalos que nos ponen por todos lados, vamos pisando cristales con lágrimas en los ojos aguantando el ramo como Misses de la catástrofe y hacemos el paseillo, sin saber mucho que agradecer, entre hombres que nos miran paternalmente por lo bien que lo estamos haciendo a pesar de no tener cojones.


Hoy por fin, se pulverizan entre enhorabuenas las condiciones económicas y laborales precarias, la mayor tasa de desempleo femenino, el mayor peso del trabajo a tiempo parcial (no deseado) y peores condiciones para la promoción laboral. Se aplasta la realidad entre aplausos satisfechos y condescendientes.
El 8 de Marzo hace pensar que aquí quien cobra menos es porque quiere y quien a diario tiene que demostrar su nivel de estudios somos nosotras porque nos gusta ir de titulitas acreditadas. La desigualdad no existe, son los padres.

Yo personalmente me he regalado un desayuno especial, con tostadas integrales y zumo de naranja sin azúcar, la dieta sana es esencial para afrontar el día de trabajo, pareja y casa. Se nota que aprovecho que de momento no tengo hijos así que puedo dedicarme a mi trabajo para joderlo todo cuando me dé por parir. Luego vendrá la patógena conciliación, para machacar mis metas y mis logros.

Pero dejadme saborear este paréntesis en la vida laboral de mierda que tenemos el resto de los 365 días (este año encima un día extra), dejadme en este regocijo de palmaditas en la espalda, quiero saborear lo que se siente cuando te dejan un día para ti.



Hoy, inmunidad familiar y obligacional. Lástima que en 24 horas no dé tiempo a calmar la enfermedad crónica de la brecha salarial, una pena que en este día no se celebren elecciones, ni que se completen los consejos de paz de las Naciones Unidas. Una pena porque son pocas horas para engordar partidas presupuestarias públicas en nuestro beneficio y protección.

Revertir los recortes en igualdad no se hace en un día aunque después de tantas felicitaciones, estoy segura que vosotros tenéis la intención de tender puentes a la igualdad en todas las dimensiones políticas, familiares, sociales, culturales, laborales, deportivas, participativas, comunicativas y periodísticas.

Lo que pasa que son 24 horas, solo 24 horas. Mañana estaremos esperando al 8 de Marzo de 2017, para reunir otras 24 horas y a ver si de poquito a poquito, nos ponemos guapas luchando.




Esta mañana, he recibido más de 57 felicitaciones, 49 de ellas han salido de bocas de hombres. Ha sido una mañana de estudio antropológico acojonante, todo muy paradójico. Gracias a todos por dedicar este día para nosotras. Gracias de verdad por dejar hueco en la agenda para que podamos expresar y recordar las desigualdades laborales de género. Espero que este año, las toméis en serio.